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11 Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque «el justo vivirá por la fe».[a] 12 La ley no se basa en la fe; por el contrario, «quien practique estas cosas vivirá por ellas».[b] 13 Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado de un madero».[c]

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